Soledad voluntaria - primer fragmento

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Albinoni... Adagio in G minor...

Cuando lo escucho, creo que mi mente se tranquiliza. Dejo que las ramificaciones de mis pensamientos se expandan a todo lo que pueden dar. Los hilos que manejan el curso de mis palabras recorren los cielos como corrientes de agua.

El agua escurre, se adapta... no hay quien pueda estancarla pues, a pesar de todo, ella puede huir.

A veces, desearía ser como el agua...



... al levantar la mirada, sólo me topo con el cielo de mi habitación.

Y en la casa no se escuchan ruidos.

Hace tiempo que decidí alejarme de todos. Pero aún no puedo acostumbrarme.

Debo ser sincera: todo partió por mis anhelos egoístas de atención.

Yo sólo quería que mi madre me mirara. Mi irritación crecía día a día cuando al verla llegar del trabajo lo único que hacía era echarse en la cama y hablar por celular. Todos los días era así.

Ella se quejaba recurrentemente de  mi falta de comunicación. Pero cada vez que me quería acercar a hablar con ella, un enorme abismo se abría en medio de ambas.

Hacía mucho tiempo vivíamos solas en esa enorme casa. Mi padre había muerto. Mis hermanos eran mayores.

¿Por qué seguía allí encerrada entonces...?

1 comentarios:

Kikyo dijo...

Oooh me encanta *O* al parecer será una historia continuada. Me alegra que abrieras este espacio para escribir. Estaré pendiente de este nuevo blog

Te quiero mi bebé

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